lunes, 7 de julio de 2014

IN MEMORIAM: ALFREDO DI STÉFANO (1926-2014): "FUTBOLISTA TOTAL, CLASE INFINITA" POR RAYCO

La muerte de Alfredo Di Stéfano el 7 de julio de 2014 supone no únicamente una pérdida de dimensiones incalculables para el Real Madrid, también lo es para el mundo del  fútbol universal. Se trata del primero de “Los 4 grandes” que nos deja y, aunque simplemente se ha cumplido la “ley de la vida” –era con diferencia el más veterano de ese selecto club-,  no por ello deja de ser triste su adiós definitivo.
 
Nacido en Buenos Aires (Argentina) el 4 de julio de 1926 e hijo de descendientes de italianos y franceses, los primeros pasos como profesional de Di Stéfano fueron en todo un gigante del fútbol mundial, el River Plate. Aquel River de 1945 era un equipo de entretiempo porque el periodo glorioso de “La Máquina” empezaba a decaer. “La Máquina” dominó de forma casi tiránica el fútbol argentino de la primera mitad de los 40 gracias a la delantera Moreno, Muñoz. Pedernera, Labruna y Loustau. De ese equipo sólo hay referencias fotográficas y crónicas periodísticas, dándole una pátina de equipo legendario, casi mítico, cuyo recuerdo vive hasta hoy.

Di Stéfano llegó a River de la mano del que sería otra leyenda del club, el meta Amadeo Carrizo y ambos serían vitales para que el equipo fuese competitivo esos años tras la marcha de Muñoz y Pedernera, pero ya no era lo mismo.
Tras conquistar los títulos nacionales en 1945 y 1947, una huelga de futbolistas lleva a Di Stéfano al futbol colombiano. Era 1949 y su nuevo equipo es Millonarios de Bogotá; allí, en un campeonato más modesto, arrasa y gana tres campeonatos nacionales. 

En 1952 el Real Madrid celebra sus bodas de oro y Millonarios es invitado para participar en un torneo creado para tamaña efeméride. El equipo colombiano se lleva el torneo tras derrotar al Real Madrid 2-4 en la final bajo la atenta mirada de un Santiago Bernabéu que inmediatamente se puso manos a la obra para su fichaje.

Aquel traspaso fue polémico porque el Barcelona se había movido primero negociando con River Plate, que mantenía los derechos sobre el futbolista compartidos con Millonarios, que a su vez negoció con el Real Madrid, lío a la vista.

La FIFA, cual Salomón, decidió que jugará dos años para los merengues y los dos siguientes para los culés. El caso es que el Barça acabó renunciando a sus derechos por motivos nunca aclarados del todo. Unos mantienen que el Barça lo hizo tras ver la discreta actuación de Di Stéfano en sus primeros meses en España; otros dicen que el Barcelona se vio obligado a renunciar a sus derechos tras recibir una “amistosa sugerencia” de altos cargos del régimen franquista.

Sea como fuere, esa renuncia del Barça cambió la historia del fútbol mundial. Di Stéfano lideró al Real Madrid durante 11 temporadas colmadas de títulos entre los que brillan con luz propia la conquista de las cinco primeras ediciones de la Copa de Europa. 

En aquel equipo de leyenda –de éste si hay material videográfico-, el crack argentino estaba rodeado por grandes defensas como Marquitos y Lesmes, Zárraga y Miguel Muñoz en la medular, el infatigable Gento por la zurda y Rial por el centro. Al equipo blanco llegarían en años siguientes el extremo derecho francés Kopa, el zaguero uruguayo Santamaría y sobre, Ferenc Puskas. Todos ellos grandísimos peloteros pero siempre ensombrecidos en su justa medida por Di Stéfano.
En la época de su máxima popularidad Di Stéfano llegó a protagonizar dos películas: “Saeta Rubia” -1956, Javier Setó- y  “La batalla del domingo” -1963, Luis Marquina-; eran cintas semi-autobiográficas llegando en algunos momentos a tambalearse entre lo ridículo y la oda exagerada. Antes de ser protagonista ya había intervenido como secundario en la película argentina “Con los mismos colores” -1949, Carlos Torres Ríos- y en la más recomendable “Once pares de botas” -1954, Francisco Rovira Beleta-.

Sin embargo, fuera del ámbito futbolístico, los dos hechos curiosos que protagonizó fueron el secuestro que sufrió en 1963 en Caracas y el famoso anuncio de medias femeninas Berkshire que protagonizó un año antes.

El secuestro fue llevado a cabo en Venezuela el 26 de agosto de 1963 por las FALN (Fuerzas Armadas de Liberación Nacional). El cautiverio duró sólo 72 horas en las que fue tratado con el máximo respeto y donde incluso le dejaban elegir menú. El secuestro sólo fue un modo de llamar la atención de la comunidad internacional sobre la situación social y política de Venezuela en aquellos momentos. Tampoco es que la situación actual sea mejor.

El anuncio de Berkshire tuvo más transcendencia porque a menudo se relaciona ese anuncio como la ruptura Bernabéu-Di Stéfano. Santiago Bernabéu era un hombre de valores muy apegados a su época –por decirlo finamente- y ver en el ABC a su estrella “posando” con medias de mujer le dejó al borde del infarto.

El anuncio fue retirado inmediatamente –Don Santiago en la España de los 60 mandaba mucho- y la relación presidente-estrella quedó dañada para siempre. Desencuentros aparte, Di Stéfano ya se dirigía a los cuarenta años y tuvo que dejar la casa blanca en 1964. Aparte de las 5 Copas de Europa, ganó 8 Ligas, 1 Copa de España y 1 Intercontinental. 

Los cuarenta años los cumplió jugando para el Espanyol, donde jugó dos temporadas a buen nivel. Así concluía una carrera gloriosa con un solo lunar: el Mundial. Di Stéfano sólo pudo ir convocado a un Mundial, el del 62 en Chile, donde fue con la selección Española; pero una lesión le obligó a ver el campeonato desde la grada. Es bastante triste que uno de “Los 4 grandes” no pudiera jugar ni un solo minuto en el Campeonato más importante ,pero ese detalle engrandece su figura.

Di Stéfano era un futbolista total que abarcaba todo el campo. Las veces que acabó en gol suyo una jugada que él mismo había comenzado 50 metros atrás son innumerables. En él se mezclaban el talento, la inteligencia, la capacidad  física y ese “algo especial” indefinible que sólo poseen los elegidos.

También hizo carrera como técnico pero más modesta. Brilló particularmente con el Valencia, al que dirigió hacia el título de Liga de 1971 –un equipo con los Claramunt, Sol, Forment, Pellicer, Paquito y el argentino Valdez-;  y la Recopa de Europa de 1980 en una final resuelta por penaltis contra el Arsenal en el Estadio de Heysel (Bruselas).

Quizá su gran legado como entrenador fue el hacer debutar en 1983 con el Real Madrid a “La Quinta del Buitre”, base del equipo que años después –sin él en el banquillo- dominaría el fútbol español la segunda mitad de los 80; y que supuso un intento meritorio de que en España se impusiera a la clase y la técnica al trote y a la tan publicitada como inútil “furia”.

Di Stéfano vivió más o menos alejado del primer plano hasta que Florentino Pérez, tras ser elegido Presidente del Real Madrid en 2000, decidió crear el cargo de “Presidente de Honor” para que volviera a ser imagen del club. Fue una decisión sensata, acertada y justa, porque ese honor sólo podía recaer en el futbolista más grande que jamás haya vestido esa camiseta.

Rayco. 

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